martes, 7 de diciembre de 2010

Diablo presenta recurso de amparo para evitar ser quemado

Pese a los recursos, el Diablo no evitó ser quemado.
Antes de que se diera la tradicional Quema del Diablo en Guatemala, un grupo de abogados se presentó al Sala Tercera de Apelaciones para presentar un recurso de exhibición personal, con la finalidad de que no quemaran a su cliente, el Diablo.

Los abogados Francisco Palomo, Telésforo Guerra y Fernando Linares Beltranena se acreditaron como la defensa de el Diablo, como en otras ocasiones lo han hecho con demonios menores, para intentar impedir que este 7 de diciembre quemaran a su cliente.

“Me parece que es una clara violación al debido proceso, sobre todo porque se viola la Constitución Política de la República de Guatemala”, argumentó uno de sus abogados.

La Defensa lleva una serie de recursos: recusaciones, apelaciones, amparos, ampliación, exhibición personal, etc., para intentar que su cliente no sea quemado. Incluso, uno de sus colaboradores hizo una llamada anónima a la Sala Tercera para alertar falsamente de una amenaza de bomba, en caso de que no quisieran aceptar estos recursos. Sin embargo, no fue necesario.

Días atrás, el ex Presidente de la República rompió su silencio para solicitar que se garantice un Juicio Justo para el Diablo, quien, por cierto, fue uno de sus principales financistas y miembro de su Gabinete.

Incluso, la Cámara de Empresarios lanzó un comunicado en los medios de comunicación, en el cual solicitaban que este año no se quemara a su agremiado, el Diablo, y que, en vez de ello, se realizara un fogarón sin fuego, como medida sustitutiva.

“Debemos recordar que nuestra Constitución y tratados internacionales garantiza que toda persona es inocente hasta que no se demuestre lo contrario”, explicaba este comunicado.

Giselle Rivera, ex fiscal de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), dijo que casualmente ella estaba haciendo investigaciones sobre la presunta responsabilidad del Diablo en los delitos imputados, y dijo que ni él ni Manolito Castillo tenían culpa, y que todo señalaba a Carlos Vielmann.

“¿Quién mató a los diputados salvadoreños? Carlos Vielmann. ¿Quién mató a los reclusos de Pavón? Carlos Vielmann. ¿Quién mató a Gerardi? Vielmann. ¿Quién mató al pastor evangélico en Tikal Futura? Vielmann”, decía tajantemente, con lo cual intentaba desvincular al Diablo de todo lo que se le acusa.

Pese a ello, en la barriada se disponían a quemar al Diablo. “Quemen a ese hijo de puta. No necesita un juicio justo, porque ya sabemos que forma parte del crimen organizado”, decía doña Connie, vecina del lugar, sin dejar de acarrear un montón de chiribisco para quemar al cachudo.

Todavía, la Defensa del Diablo intentó un recurso más, al argumentar que si se llega a quemar al susodicho, se contaminaría el ambiente.

“Ni mierda”, dijo la ya citada doña Connie, “contamina más la Mina Marlin, y no por ello lo han clausurado”, concluyó tajantemente, mientras se buscaba los fósforos en el delantal.